domingo, 3 de junio de 2012

Las dos opciones. 3,4-18.

4Todo el que comete pecado comete también rebeldía, porque el pecado equivale a la rebeldía. 5Como sabéis, él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado. 6Ninguno que permanece con él se da al pecado; nadie Que se da al pecado lo ha visto ni lo ha conocido.
7Hijos, que nadie os extravíe: quien practica la justicia es justo, como justo es él; 8quien comete el pecado es del Enemigo, que ha sido pecador desde el principio. Precisamente para esto se manifestó el Hijo de Dios, para deshacer las obras del Enemigo.
9Quien vive como nacido de Dios no comete pecado, porque lleva dentro la semilla de Dios; es más, porque vive como nacido de Dios, le resulta imposible pecar.
10Con esto queda patente quiénes son los hijos de Dios y quiénes los hijos del Enemigo. Quien no practica la justicia, o sea, quien no ama a su hermano, no es de Dios; 11porque el mensaje que oísteis desde el principio fue éste: que nos amemos unos a otros; 12no como Caín, que estaba de parte del Malo y asesinó a su hermano. Y ¿por qué lo asesinó? Porque sus propias acciones eran malas y las de su hermano justas.
13No os extrañéis, hermanos, si el mundo os odia.
14Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. No amar es quedarse en la muerte, 150diar al propio hermano es ser un asesino, y sabéis que ningún asesino lleva dentro la vida definitiva.
16Hemos comprendido lo que es el amor porque aquél entregó su vida por nosotros; ahora también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. 17Si uno posee bienes de este mundo y, viendo que su hermano pasa necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? 18Hijos, no amemos con palabras y de boquilla, sino con obras y de verdad.

EXPLICACIÓN.

4-18. El pecado o injusticia, que consiste en impedir, reprimir o suprimir la vida en el hombre, es rebelión contra Dios (4), pues se opone al plan divino, que el hombre alcance su plenitud, e inutiliza la obra de Jesús (5). Imposible estar unido a Jesús y practicar la injusticia (6); en él no hay pecado, cf. Jn 7,18: «en él no hay injusticia».

Peligro por la doctrina de los disidentes (7-8): la conducta manifiesta el ser de la persona y muestra a quién da el hombre su adhesión profunda y qué valores inspiran su conducta. El Enemigo, gr. diabolos, «enemigo, adversario", personificación del principio inspirador del sistema injusto y opresor del hombre (cf. Jn 8,44); desde el principio, alusión a la tentación del paraíso. La obra de Jesús tendía precisamente a echar abajo el sistema injusto (8b).

Vive como nacido de Dios (9), traducción del perfecto griego, que no denota solamente el acto de nacer, sino también el influjo permanente de esa realidad en el curso de la existencia. Quien vive como hijo de Dios no comete injusticia, pues el hijo se comporta como su Padre (cf. Jn 5,19; 8,39); semilla, gr. sperma, cf. Jn 8,37: descendencia (sperma) de Abrahán.

Este criterio permite discernir más allá de las palabras (10). Si un individuo comete habitualmente obras contrarias a la justicia o al amor, está alejado de Dios. Obrar con justicia equivale a amar al hermano, y éste es el mensaje, la palabra que Dios dirige a los hombres (11). La historia de Caín es el ejemplo típico de la falta de amor. El odio del mal contra el bien lleva a toda injusticia, incluso al asesinato (12).

No se puede esperar otra cosa de la sociedad perversa; el orden opresor odia necesariamente a quien trabaja por el bien de los demás y crea una nueva relación humana (13). Pero ese amor de obra es la prueba visible de que quien lo practica posee la vida definitiva, es decir, tiene a Dios con él; es la conducta el criterio que permite establecer la autenticidad de la experiencia interior (14a). Odiar equivale a matar y a estar muerto; asesino, cf. Jn 8,44 (14b-15).


Jesús hizo comprender que amar significa entregar la propia vida para que los demás vivan (16; cf. Jn 10,11). El amor se demuestra con la solidaridad de obra (17). Exhortación (18).

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