domingo, 3 de junio de 2012

IV. VERDADERA Y FALSA INSPIRACIÓN. 4,1-6.

4 1 Amigos míos, no deis fe a cualquier inspiración; sometedlas a prueba para ver si vienen de Dios, pues ya han salido en el mundo muchos falsos profetas. 2Esta es la señal de la inspiración de Dios: toda inspiración que confiesa que Jesús es el Mesías venido ya en carne mortal, procede de Dios; 3y toda inspiración que no confiesa a ese Jesús no procede de Dios; eso es lo propio del anticristo. Oísteis que iba a venir, y ahora ya está en el mundo.
4Hijos, vosotros sois de Dios y ya los habéis vencido, porque el que está entre vosotros es más fuerte que el que está en el mundo. 5Ellos pertenecen al mundo, por eso hablan el lenguaje del mundo y el mundo los escucha. 6Nosotros, en cambio, somos de Dios; quien conoce a Dios nos escucha a nosotros; quien no es de Dios no nos escucha.
Con esto podemos distinguir el espíritu de la verdad del espíritu del engaño.

EXPLICACIÓN.

1-6. El Espíritu es el maestro de la comunidad (2,27), pero puede haber mensajes que se presentan como inspirados y que proceden de un espíritu falso, como en los falsos profetas (1); inspiración: el gr. pneuma puede designar un espíritu, su acción (la inspiración) o el mensaje inspirado. El Espíritu de Dios lleva a identificar a Jesús-hombre con el Mesías salvador y, en consecuencia, a continuar su actividad por el bien de la humanidad; quien niega que Jesús-hombre sea el Mesías (antimesías, anticristo) rehúsa todo compromiso (2-3; cf. 2,22).

Los destinatarios de la carta tienen la experiencia de Dios (sois de Dios) por el nuevo nacimiento y el don del Espíritu, y no se dejan engañar (los habéis vencido, cf. 2,13a) (5); los otros pertenecen al mundo, pues su religiosidad sin compromiso apoya el orden social injusto (cf. 2,15-17); como su cristianismo no se traduce en seguir a Jesús trabajando por la justicia y el bien del hombre, el mundo los acepta y los entiende (6). 

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